#010 El arte de cancelar planes (y disfrutarlo)

No sé en qué punto un “lo siento, no puedo ir” empezó a sentirse como si estuvieras cometiendo un crimen social. Cancelar planes ahora parece un deporte extremo: sudor frío, excusas y el miedo a que la otra persona te odie para siempre. Pero... ¿y si te digo que, a veces, cancelar es un regalo que te haces a ti misma?

Pausa dramática para celebrar: 

Llegamos al número DIEZ de este newsletter. Diez semanas enviando libros, recetas, descubrimientos y confesiones que suenan mejor compartidos. Lo que empezó como un “no tengo idea de lo que estoy haciendo” se convirtió en mi ritual favorito de la semana. Mi yo de hace unos meses estaría en shock. Así que gracias por leer, por reenviar y por hacerme sentir que esta aventura tiene sentido (Yasmin, gracias por tu mensaje, todavía lo releo cuando necesito un empujón).

Ahora sí, seguimos.

Durante años, pensé que mi valor dependía de cuántos planes tenía en la agenda. Llenaba los días de salidas y cafés “para ponernos al día”... hasta que me di cuenta de que volvía a casa más cansada que feliz.

Spoiler: tu sofá no te va a demandar por pasar más tiempo con él. Así que en este número te traigo mis hallazgos y pequeñas cosas que cancelé sin culpa.

Libros que leí

“Amanecer en la Cosecha” – Suzanne Collins

Los Juegos del Hambre fue mi puerta a los libros que te roban horas de sueño (ok, Harry Potter fue el primero, pero esta… esta fue el definitivo). Desde entonces, Suzanne Collins publica y yo dejo todo para leerla. Este nuevo libro no fue la excepción: lo devoré en un par de días, lloré como si estuviera despidiendo a alguien real y terminé con más rabia contra el Capitolio que nunca.

“Feel-Good Productivity” – Ali Abdaal

¿Y si trabajar no tuviera que sentirse como arrastrar una piedra muy pesada? Ali Abdaal, médico que se hizo youtuber, propone un enfoque de la productividad que no se basa en disciplina militar ni listas infinitas, sino en encontrar lo que te hace sentir bien y usarlo como motor. Es un recordatorio de que no se trata solo de hacer más cosas, sino de hacerlas con energía y hasta un poco de alegría.

Recetas Que Probé

Si te digo que he cenado esto todas las noches durante una semana, ¿me crees? Incluso a veces, en medio del día, pienso en ella y cuento las horas para volver a comerla.

Perfecta para cuando el hambre aparece sin previo aviso y quiero algo que se sienta fresco pero reconfortante. La he comido en todos los horarios posibles: desayuno, merienda, cena… y, sí, alguna vez las tres el mismo día.

Planes y Experiencias

  • Cancelé ir a desayunar porque estaba vibrando bajito. No tenía ganas de hablar, ni de sonreír por compromiso. Así que me quedé en casa, pedí comida y me recordé que no tengo que asistir a todo para demostrar cariño.

  • Fui a Ikea y volví renovada. Al día siguiente de cancelar el desayuno, las mismas personas me invitaron a ir (así que no me odiaron por cancelar), y fui feliz. Mi amor por Ikea es tal que estas son mis llaves.

Hallazgos Variados

  • Película: Sirens – Tiene algo raro que no sé si me incomoda o me engancha… probablemente las dos cosas. Igual no pude dejar de verla. Y sí, todavía te debo el nombre de la película que mencioné la semana pasada, es Woman of the Hour.

  • Aplicación: HabitKit – Estoy incorporando nuevos hábitos a mi vida. No te los comparto todavía porque no sé si valen la pena, así que por ahora me tomo el papel de tu conejillo de indias personal. HabitKit es como un calendario bonito que me deja ir marcando avances y sentirme un poquito más organizada.

  • Objeto tonto que amo: UNO Attack! – Unos amigos se están mudando y, revisando la nueva casa, encontramos esto. Los juegos de UNO en mi grupo de amigos no volverán a ser lo mismo.

Quizá el verdadero logro de la vida adulta no es tener un carro ni una batería de ollas. Tal vez sea poder decir, sin tartamudear ni inventar excusas: “Hoy no voy”. No por falta de cariño, sino porque entendiste que tu energía es un recurso limitado.

Favorito Destacado

Ritual post-cancelación

Cerrar la conversación, sentir cómo se me aflojan los hombros, dejar que un suspiro largo limpie el aire. Poner una canción que abrace el silencio y dedicarme, sin culpa, a lo que sea que me recuerde que acabo de recuperar un pedazo de tiempo que es solo mío.

¿Cuál fue el plan que cancelaste y que luego agradeciste profundamente no haber hecho?

No todos los planes que no hicimos fueron una pérdida de tiempo.

A veces, fueron exactamente lo que necesitábamos.

Hasta la próxima, y que tu sofá siempre esté disponible para ti.

salu2,

A.