#011 Pequeñas Victorias Diarias

No sé quién necesita escuchar esto hoy, pero llegar al final de la semana sin mandar un correo con “adjunto” y luego el clásico “perdón, va adjunto ahora” es, oficialmente, un pequeño triunfo de la vida adulta. Celebra tus victorias, aunque sean en formato PDF.

Hay días en los que las victorias llevan medallas y discursos… y otros en los que simplemente se siente como poner la lavadora y tender la ropa el mismo día.

Esta semana estuve cazando esas pequeñas, casi imperceptibles victorias que hacen que la vida sea un poquito más fácil.

Son gestos diminutos, pero se sienten como encontrar un billete arrugado en un pantalón: pequeñas pruebas de que sigo cuidándome, aunque nadie aplauda.

Libros que leí

“El Asesino Ciego” – Margaret Atwood

Este es el inicio del libro: “Diez días después de terminar la guerra, mi hermana Laura se cayó de un puente con el carro. El puente estaba en reparación: se saltó la señal de peligro. El carro cayó treinta metros por el barranco, atravesando las copas de los árboles cubiertas de hojas nuevas, y luego se incendió y rodó hasta el arroyo del fondo. Trozos del puente cayeron encima. De Laura no quedaron más que restos calcinados.”

“Roba Como un Artista” – Austin Kleon

La creatividad rara vez nace de la nada. Es más como un collage: recortes de ideas ajenas, colores prestados, frases que te persiguieron, todo mezclado hasta que huele y suena a ti. Austin Kleon lo llama “Robar Como un Artista”, y no es delito: es una forma de agradecer a quienes te inspiran, mientras les das a sus ideas un nuevo hogar en tu voz.

Recetas Que Probé

Las lentejas son unas de mis legumbres favoritas: nutritivas, versátiles y capaces de salvar cualquier comida. Esta ensalada tiene ese equilibrio perfecto entre fresca y reconfortante, como si el verano y el otoño se hubieran dado la mano en un plato. La probé al mediodía y, sin exagerar, me mantuvo llena hasta la noche.

Un día, en una comida familiar, me asignaron la misión más subestimada de todas: el pan con ajo. Fácil, ¿no? Bueno, yo lo vi como una oportunidad para brillar. Me puse seria, busqué miles de recetas y encontré esta receta, aunque no puedo afirmar oficialmente que fue lo mejor de la mesa… las miradas de aprobación y los “¿quién hizo el pan?” hablaron por sí solos. Desde entonces se volvió mi receta predilecta, y hace poco la redescubrí.

Planes y Experiencias

  • Comerme un helado con una mezcla de sabores que juré nunca probar. Rompí mi regla no escrita: “los helados frutales no son helados reales”. Siempre fui leal al chocolate, nada de maracuyá, mango ni frutos rojos. Pero en mi heladería favorita me ofrecieron probar un sorbo de maracuyá y… me traicioné. Ahora mi pedido fijo es chocolate al 75% con maracuyá. Es como una cita a ciegas que salió tan bien que ahora estamos casados.

  • Probé una clase de pilates en máquina y descubrí nuevas partes de mi cuerpo… porque todas ardían. No era dolor, era como si mis músculos me estuvieran enviando señales para decirme “no te olvides de nosotros”. Lo recomiendo, pero ten presente que al día siguiente te vas a acordar de mí cada vez que te muevas.

Hallazgos Variados

  • Película: Bottoms. Si amaste a Ayo Edebiri en The Bear, en esta película la vas a adorar. Dos mejores amigas nada populares crean un club de lucha (muy Fight Club) para conocer a otras compañeras y perder la virginidad. Todo se complica cuando las chicas populares se unen al club y empiezan a golpearse entre ellas.

  • Playlist: And, baby, that’s show business for you ❤️‍🔥. No puedo dejar de hablar del nuevo anuncio de Taylor Swift, y desde que publicó este playlist ha sido lo único que escucho.

  • Objeto que amo: Un journal de 5 años. Es como una cápsula del tiempo en formato libreta: escribes unas líneas cada día y, al pasar los años, vuelves a toparte con tu yo de hace uno, dos, tres, cuatro años… Es un recordatorio diario de que cambias, creces y, a veces, repites patrones.

Las pequeñas victorias no hacen ruido. No tienen aplausos, ni medallas, ni fotos para subir a redes.

Se esconden en cosas como mandar ese correo que postergabas, terminar un libro, o simplemente levantarte cuando querías seguir en la cama.

Creo que, en el fondo, coleccionarlas es nuestra forma de decir: “Hoy no conquisté el mundo… pero conquisté el mío”.

Favorito Destacado

Enviar un correo que postergué por meses

Tenía un correo guardado en borradores desde hace meses. Cada vez que lo abría, encontraba un nuevo motivo para no enviarlo: una coma sospechosa, una frase que “podría sonar rara”, o simplemente el miedo de que la respuesta fuera un silencio incómodo.

Esta semana lo envié. Y aunque todavía no sé qué pasará, sentí algo parecido a quitarme un bolso invisible que llevaba desde hace demasiado.

¿Cuál fue tu pequeña victoria?

Y no, no puedes decir “me levanté y ya”… aunque si lo piensas bien, claro que puedes.

Así que, si hoy lo único que logras es beber agua antes del café, contestar ese mensaje pendiente o resistirte a comprar otra vela “porque huele a biblioteca antigua” (muy específico, ¿no?), considéralo una victoria.

Al final, no se trata de que cada día sea épico, sino de que tenga al menos un momento que quieras guardar en tu cajón de cosas bonitas.

salu2,

A.