#019 Esto No Es Lo Que Soñé en el 2004

En 2004 estaba convencida de que, de adulta, tendría una casa con jardín, dos perras, un clóset como el de Cher en Clueless y, probablemente, una vida social digna de un episodio de Friends. Spoiler: nada de eso pasó (bueno... lo de las perras sí).

Crecer no era exactamente como lo imaginábamos. Nadie nos contó que, en vez de brunchs sin fin y citas perfectas en otoño, tendríamos correos pendientes, ropa acumulada en la silla y una obsesión inexplicable por las velas con olor a “biblioteca antigua”.

Pero entre el cansancio, los memes compartidos a medianoche y las pequeñas victorias cotidianas, algo en esta versión de la adultez también se siente mágico. No la que soñamos viendo romcoms neoyorquinas, sino una más real, más nuestra, y de alguna manera igual de digna de película.

Libros que leí

“Una Habitación Propia” – Virginia Woolf

Reflexiona sobre las condiciones materiales y sociales que históricamente han limitado la creatividad de las mujeres. A partir de la idea simbólica de que “una mujer necesita dinero y una habitación propia para escribir”, Woolf explora cómo la falta de independencia económica, educación y espacio propio ha silenciado sus voces. Con ironía y lucidez, el libro se convierte en un llamado a la libertad intelectual y a la igualdad de oportunidades en el arte y la vida.

“Mi Año de Descanso y Relajación” – Ottessa Moshfegh

Sigue a una joven neoyorquina, rica y emocionalmente vacía que, cansada del mundo y de sí misma, decide pasar un año durmiendo gracias a una combinación peligrosa de fármacos recetados por una psiquiatra absurda. En su intento por desconectarse de todo: el trabajo, los vínculos, la cultura superficial de Manhattan en los 2000, la protagonista busca una especie de renacimiento a través del aislamiento y el sueño. Con humor negro y una mirada ferozmente crítica, La autora retrata la apatía moderna, la soledad y la búsqueda desesperada de sentido en una sociedad obsesionada con la perfección.

Recetas Que Probé

Los dumplings son una de mis comfort foods, así que cuando descubrí esta versión en ensalada, fue amor a primera vista. Crujiente, sabrosa y lista en minutos (gracias a que los dumplings vienen congelados).

En Modern Family, hay un capítulo donde Mitch básicamente se enamora del refrigerador. Y sí, el momento más romántico de todo el episodio es él preparando este sándwich. Obvio lo probé, y debo admitir que tenía razón: es una combinación tan absurda como perfecta.

Planes y Experiencias

  • Reviví a mi yo de 2004 escuchando un playlist que se llama “Música que le gustaría a Lizzie McGuire”. Obviamente, arreglar la cocina se sintió muy diferente.

  • Hicimos un picnic en la playa. Bueno, fuimos con planes de disfrutar del mar, pero ese día la brisa decidió cerrar la playa. Así que hicimos lo que mejor sabemos: hablar por horas y comer las cositas que llevamos.

Hallazgos Variados

  • Película: When Harry Met Sally… Un clásico que, si no has visto, es tu momento. Si hay una película que grita otoño, es esta.

  • Objeto tonto que amo: Un radio rojo. Mi abuela nunca fue fan de la televisión, pero su radio era casi un miembro más de la familia. Siempre estaba encendido: a veces en volumen de murmullo, otras llenando la casa con boleros y noticias. Ahora tengo el mío, y cada vez que lo prendo, suena un pedacito de ella.

El 2004 me vendió una versión de adultez que no existe. Pero quizá ahí está la magia: no cumplir el guion que otros escribieron, sino improvisar con lo que tenemos.

Tal vez mi vida no parece un episodio de Friends, pero se parece a mí. Y eso vale más que cualquier sueño infantil.

Favorito Destacado

Una foto vieja que encontré

También conseguí un par de prendas diminutas que alguna vez usé. Me dio una nostalgia rara, de esas que aprietan el pecho y te hacen pensar en lo rápido que pasa el tiempo. Lo más curioso: el estilo de esa ropa podría perfectamente estar en mi clóset hoy. Supongo que algunas cosas cambian… pero otras solo se transforman en versiones más grandes de lo mismo.

¿Qué parte de tu “versión soñada” dejaste atrás… y hoy agradeces no haber cumplido?

Yo no tengo el clóset de Clueless ni un apartamento con ladrillos a la vista, pero tengo dos perras que me siguen a todos lados, y una calma que no sabía que estaba buscando.

No es el “final feliz” que soñaba a los 10… pero es uno que escribí a mi manera.

Gracias por leer hasta aquí, te mando un abrazo de esos que suenan a canción de créditos finales en una romcom.

salu2,

A.