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#020 Pensé Que Era Una Idea Estúpida (Y Lo Es)
Hay ideas que llegan como una epifanía de película indie: iluminadas, trascendentales, casi con un filtro sepia. Y luego están las mías: las que surgen a las 2:00 a.m. cuando estoy medio dormida y pienso “sí, obvio que debería aprender a hacer pan de masa madre mientras veo *The Office* por décima vez”.
El problema de mis ideas es que me las creo. No importa que sean imprácticas, ridículas o abiertamente estúpidas. Yo me lanzo como si fueran la solución a la vida adulta.
Aunque la mayoría terminan archivadas en un cajón invisible junto a “convertirme en persona que madruga sin alarma” y “no comprar más libretas hasta llenar las que ya tengo”.
Pero algunas… algunas sobreviven lo suficiente para volverse historias divertidas. Y quizá ahí está la moraleja: hasta las ideas estúpidas merecen su mini spotlight.
Libros que leí
“Book Lovers” – Emily HenryNora es una agente literaria de Nueva York que siempre ha sido la “villana” en las historias de amor de los demás: ambiciosa, práctica y demasiado ocupada para enamorarse. Cuando su hermana Libby la convence de pasar un verano en un pequeño pueblo, Nora acepta. En ese viaje se cruza con Charlie, un editor igual de intenso y racional que ella. Lo que sigue no es una historia de transformación mágica, sino una exploración del amor entre adultos que ya se conocen a sí mismos. Es una historia sobre segundas oportunidades y sobre lo que significa construir una vida que se sienta propia, incluso cuando no encaja con el final feliz que esperabas. ![]()  | ![]() “El Tiburón” – Susaeta EdicionesEste fin de semana lo pasé con una mini persona, y sin duda este fue el libro estrella. Cuenta la historia de un tiburón que intenta aprender a cepillarse los dientes, mientras sus amigos (cada uno con su propio sonido) le enseñan cómo hacerlo. Lo leí tantas veces que ya me sé los diálogos de memoria… y aún así no me canso.  | 
Recetas Que Probé
Hay días que solo se arreglan con pan pita y hummus. Y aunque el del súper cumple, este casero tiene otra vibra: más cremoso, más fresco, más “lo hice yo y me salió bien”. Es de esas recetas simples que te hacen sentir chef aunque solo tengas una licuadora.
Me da un poco de vergüenza no haberte recomendado esta receta antes, porque la hago mínimo dos veces al mes. Tiene la frescura de los vegetales, la cremosidad del queso y la suavidad de los gnocchi. En resumen: perfección servida en un plato.
Planes y Experiencias
A las 11 de la noche tuve la brillante idea de reorganizar mi clóset. Dos horas después, rodeada de ropa y arrepentimiento, juré no volver a hacerlo… hasta la próxima crisis existencial.
Encontré una lista de ideas que en su momento me parecieron ridículas, pero que resultaron geniales: empezar el gimnasio, escribir este newsletter y comprar ese mueble que todavía miro con orgullo cada vez que paso.
Fui al acuario con mi mini persona favorita (casi dos años, fan número uno de los peces). No sé si disfruté más ver a los tiburones o verla a ella gritar “¡pececito!” cada treinta segundos. A veces la magia no está en el lugar, sino en mirar el mundo a través de sus ojos.
Hallazgos Variados
Película: Arrietty. Una niña diminuta que vive escondida con sus padres bajo el suelo de una casa, “pidiendo prestado” azúcar y migas para sobrevivir. Todo va bien hasta que un niño humano la ve. Lo que sigue es una amistad delicada, casi mágica, donde la curiosidad y el peligro se mezclan en cada escena. Visualmente hermosa, con ese encanto nostálgico que solo Ghibli sabe dar.
Objeto tonto que amo: Botitas de lluvia. No las compré (todavía), pero ver a mi sobrina chapotear feliz bajo la lluvia me hizo reconsiderar seriamente mis decisiones de adultez. Quizá crecer no debería significar dejar de saltar en los charcos.

Quizá el valor de una idea no está en que sea brillante o lógica, sino en que nos empuje a hacer algo distinto. Algunas se quedan en el “qué risa”, otras en el “nunca más”, y unas pocas terminan transformándose en hábitos o recuerdos que atesoramos.
Así que sí: muchas de mis ideas son estúpidas. Pero son mías, y eso ya las hace especiales.
Favorito Destacado
Mi libreta de “ideas ridículas”.
Un espacio seguro donde anoto todo, desde “abrir un club de lectura de canciones de Bad Bunny” hasta “aprender a tocar armónica”. No todas vivirán, pero al menos tienen casa.
¿Cuál fue la última idea estúpida que tuviste y, aunque lo era, terminó dándote una buena historia?
Me encantan esos momentos que empiezan con un “¿y si…?” y terminan siendo recuerdos que nos hacen reír años después.
Ojalá esta pregunta te haga viajar un rato a esos días caóticos, espontáneos y un poquito mágicos.
Gracias por quedarte una semana más por acá, te mando un abrazo del tamaño de una mala idea que salió bien.
salu2,
A.


